El amor hacía la lectura nace de la infancia, desde cuando aprendemos a leer y a escribir, quién no ha tenido la oportunidad se ha perdió de algo maravilloso. Es cierto, hablemos de la mejor infancia… de aquella en la que los cuentos, fabulas e historietas nos hacían soñar con un mundo diferente. Iniciamos con lecturas de autores como Rafael Pombo, Esopo, luego saltamos a lecturas de mayor rigor como “Los Doce Cuentos Peregrinos”, “El Coronel no Tiene Quien le Escriba” y para finalizar dicha etapa concluimos con “Cien Años de Soledad” del maestro Gabo; sucesivamente fuimos, creciendo y explorando otros mundos como el de aquel personaje de Oscar Wilde, llamado Dorian Gray, entre otros que sólo señalaremos como Miguel de Cervantes Saavedra, con su obra “Don Quijote de la Mancha”, “La Vorágine” de José Eustasio Rivera, “La Metamorfosis” de Kafka, entre otros; Todos ellos nos llevaron a consumarnos en el mundo de la deidad.
Muy posiblemente todos contribuyeron a nuestra creatividad y a nuestra sospechada inclinación por la literatura; pero desde ese entonces vislumbrábamos la capacidad para encaminarnos por la ruta de la desesperación, de la negación, de la duda. No obstante, en la profesionalización de nuestras vidas nos condujeron a lecturas densas de análisis crítico e ideológicas que nos anteponían una realidad política y económica de nuestros tiempos.
Retornando a la pregunta del ¿por qué no leemos?, sería fácil enfocarlo desde la culpabilidad de los docentes; pero el problema es más profundo debido a que, la inconsistencia de las políticas en un país subdesarrollado que no le interesa aplicar un modelo educativo en pro del desarrollo de su población. El índice de analfabetismo en América Latina, es una vergüenza según lo indica Luis Pérez Gutiérrez, en el periódico el Mundo de Medellín: “Hay 34 millones de analfabetas absolutos, lo cual envía una señal que tan grave mal convive con la posmodernidad” sin embargo, nos parece pertinente conocer las cifras específicas en Colombia, organizaciones como Oxfam nos advierten que “La reelección del presidente Uribe en 2005 ha sido cuestionada porque ha supuesto una reforma constitucional cuyo principal beneficiario es el mismo presidente. La llamada política de seguridad democrática hace que el Gobierno oriente buena parte de sus recursos hacia el gasto militar, que representa el 4,19% del PIB”.
Cabe aclarar, que éste no es un artículo antiuribista o proizquierdista, sino investigativo netamente académico y que por lo tanto la balanza se inclina a evidenciar con cifras estadísticas, un análisis postergado por la clase dirigente de éste país. Continuando, con la advertencia que nos hace Oxfan, en evidenciar que el 4,19% del PIB de nuestros recursos se destinan a una lucha para derrotar el mal (Narcoterrorismo y guerrilla) sería bueno pensar que parte del rubro se invirtiera en eliminar el analfabetismo ya que según el Ministerio de Educación, para el 2010 se bajaría el índice al 0%. Así que como balance se podría decir, que es un fracaso absoluto la gestión del actual Estado frente a esta meta.
En ese sentido, estamos de acuerdo con la denuncia que hace el Columnista del periódico del Mundo de Medellín, cuando demuestra con cifras reales que: “En Colombia, los avances contra el analfabetismo son tan precarios que deben sonrojar de la vergüenza. Veamos. En el censo de 1964, el analfabetismo era del 27.1%; en el censo de 1973 el analfabetismo descendió al 18%; en el censo de 1985 bajó al 12,3%; y en el censo de 1993 se ubicó el analfabetismo en 9.4%. Entre 1964 y 1973, en nueve años, el analfabetismo bajó 9 puntos. Entre 1973 y 1985, en 12 años, bajó 4.3%. Y entre 1985 y 1993, durante 8 años, solo disminuyó 2.9%. Se concluye que eran más hábiles para bajar el analfabetismo los gobiernos viejos que los ilustrados posmodernos”. ¿Qué nos demuestra el argumento anterior? Sencillamente, que los gobiernos anteriores y el actual han concentrado esfuerzos en crear un país atormentado por la guerra, pero con ciudadanos felizmente ignorantes, que prefieren hacer las veces del avestruz.
La capacidad de análisis es tan corta en nuestro país, o la manipulación llega a hechos alarmantes, que por ejemplo éste tipo de información no es noticia para un medio masivo de comunicación en Colombia, al contrario son ellos los patrocinadores de crear cortinas de humo para esconder datos que evidencian ésta cruda realidad. Gutiérrez afirma que: “Con base en el Censo de 1993, El DANE y el Ministerio de Educación proyectaron que el analfabetismo en Colombia disminuiría al 7.5% al 2001, al 6% en el 2005 y al 0% en el 2010. Y así han manejado el país por 12 años. A pesar de lo anterior, el Censo de 2005 ha dado una desagradable sorpresa con respecto al Analfabetismo y ha hecho quedar en ridículo las proyecciones del DANE. Al 2005, la tasa real de analfabetismo resultó ser del 8.6%, lo cual indica con certeza que la lucha contra el analfabetismo ha sido un fracaso en Colombia. En doce años, entre 1993 y 2005, el analfabetismo permaneció casi igual, solo disminuyó en el 0.8%. Bajar el analfabetismo en menos del 1% en doce años es una derrota a la política educativa de todos los gobiernos de los últimos tres cuatrienios”.
¿Derrota, de quiénes? Es la pregunta que debemos reformularnos, pensaríamos que el fracaso en parte es para un gobierno, que tiene toda la habilidad para ocultar su ineptitud frente a los asuntos más neurálgicos que intervienen en el desarrollo de un país, sino para la población en general que deberá vivir subyugado al conformismo, por la misma ignorancia a la que estamos condenados.
Indudablemente cuando se escribe, demostrando con cifras y con varios argumentos lo nefasto de la problemática que a nuestro parecer es la raíz de todos los males en Colombia, habrá a quienes les moleste o se indignen por la naturaleza de la denuncia; pero es nuestro deber poner sobre el tapete el debate para tratar de resolver desde las políticas públicas, una política coherente con la macro dimensión del problema en el marco del subdesarrollo: ” Mostró el censo 2005, que en analfabetismo y en educación la mano del gobierno no es generosa con los débiles: El analfabetismo en la zona rural es del 19,5% mientras que en las zonas urbanas es del 5.7%. Los Departamentos con mayor índice de analfabetismo son Chocó con el 20.1%, Sucre con el 17% y Cesar con el 16.8%. Antioquia está cerca del 6%. Indica lo anterior que la meta del Ministerio de Educación de acabar el analfabetismo en el 2010 no es alcanzable, ni lo será en el 2019 si seguimos al mismo ritmo de los gobiernos de los últimos 12 años. Si en los últimos doce años solo disminuyó el 0.8%, en el 2010 solo se bajaría el analfabetismo al 8.2%, lo cual es una vergüenza” concluye Gutiérrez.
Para finalizar, queremos señalar otro aviso que nos hace Oxfan, al expresar que: “La inminente entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y la ausencia de una política de paz provoca que se incremente la pobreza y la desigualdad, la brecha entre ricos y pobres. La inexistencia de medidas sociales, el alto desempleo, el fenómeno del desplazamiento forzado y la precaria situación de la población afro-colombiana e indígena agravan la vulnerabilidad del país”.
En otras palabras, la consecuencia de no crear políticas correctas frente al tema en particular de erradicar por completo el analfabestismo, harán que la situación se agrave aún más; situándonos en el tercer país en el mundo con mayor desigualdad social. Entonces, si examinamos con mayor detenimiento el tema, vemos que la naturaleza del problema del ¿por qué no leemos?, no radica del todo en su gente o en sus hábitos cotidianos, ni en sus influencias televisivas, como nos lo pretenden vender otros estudios académicos; sino que por el contrario, todo se entreteje en una gran maraña de hilos invisibles que no queremos ver.
Ver enlaces citados:
a href="http://http://www.intermonoxfam.org/es/page.asp?id=909">
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